El gobernador del Banco de España insiste en la fortaleza del sector financiero ante las últimas turbulencias, cuyo impacto ha sido por ahora “suave”
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ve margen para que el Banco Central Europeo (BCE) siga subiendo los tipos de interés si el escenario central que manejan sus economistas se confirma. Cos ha dejado claro este lunes en una conferencia en la Brookings Institution de Washington, que el BCE seguirá vigilando las tensiones financieras recientes y que no se compromete de antemano a realizar un movimiento u otro, pero sus palabras indican que lo más probable es que vengan más subidas de tipos.
“Si se confirma el escenario de referencia de las proyecciones de marzo, aún nos quedará terreno por recorrer para garantizar la erradicación de las presiones inflacionistas”, ha dicho el gobernador del Banco de España, que se encuentra en Washington para asistir a las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Pero ha matizado: “Estas proyecciones están sujetas a diversas fuentes de incertidumbre. Por eso insistimos en que la senda de tipos depende de los datos. Esto significa, ex ante, que no estamos ni comprometidos ni decididos a seguir subiendo los tipos”.
El BCE subió al 3,5% los tipos de interés en su última reunión, en marzo, poco después del estallido de tensiones financieras por la caída del Silicon Valley Bank y del Signature Bank en Estados Unidos y su contagio a Credit Suisse, en Suiza. Esas tensiones parecen sofocadas, al menos temporalmente, pero añaden incertidumbre en torno al escenario de referencia de crecimiento e inflación, según ha subrayado Cos este lunes: “Esta incertidumbre adicional hace que el enfoque dependiente de los datos sea aún más importante para nuestras decisiones. Nuestra futura política monetaria dependerá de cómo se materialicen las distintas fuentes de riesgo, incluidas las observadas en los mercados financieros en las últimas semanas”, ha explicado el gobernador.
El organismo que preside Christine Lagarde optó por la doble vía de usar los tipos de interés para continuar su batalla contra la inflación al tiempo que prometía medidas de liquidez y de apoyo al sector financiero en caso de que fuesen necesarias. Es la misma respuesta que ha puesto en práctica la Reserva Federal hasta el momento, aunque en Estados Unidos el ciclo de subidas de tipos parece más cerca de su fin.
Cos ha repasado los tres grandes factores que servirán para marcar la política monetaria del BCE a corto plazo: los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la fortaleza de la transmisión de la política monetaria.
Con respecto a los nuevos datos, el gobernador ha subrayado las incertidumbres sobre la evolución de la economía, sobre la política fiscal de los países y sobre el sector financiero. De las turbulencias en este último ha dicho que “hasta ahora sus implicaciones han sido contenidas, dando lugar a un cierto endurecimiento de las condiciones financieras generales de la zona del euro, principalmente a través de su impacto sobre las primas de riesgo”. Pero ha advertido que aunque el impacto sea por ahora “relativamente suave”, la autoridad monetaria se mantiene vigilante: “En caso de que persistan o se agraven, estas tensiones podrían provocar un endurecimiento de las condiciones crediticias más acusado de lo previsto, erosionar la confianza y dar lugar a un escenario de crecimiento económico más moderado y de descenso más rápido de la inflación”.
Preguntado expresamente por la banca española, Cos ha insistido en que se encuentra en una buena posición de capital y liquidez, como la europea. También ha indicado que se ha visto beneficiada por las subidas de tipos de interés y que debe aprovechar no solo para mantener, sino incluso para aumentar su fortaleza y sus colchones de capital. Cos ya descartó hace unas semanas un contagio grave de la crisis financiera a la banca española.
Las proyecciones del BCE apuntan a una inflación media del 5,3% en 2023, antes de descender al 2,9% en 2024 y al 2,1% en 2025. Esa caída se debe no solo a menores estrangulamientos de la oferta y moderación de los precios de la energía, sino en parte también por el enfriamiento de la demanda que se deriva, entre otras cosas, de la subida de tipos de interés decidida por el BCE.
En cuanto a la inflación subyacente, el gobernador ha advertido de que las presiones sobre los precios siguen ahí y se han extendido por más sectores tras un impacto inicial más concentrado en energía y materias primas. Las autoridades monetarias están vigilantes también ante posibles espirales precios-salarios. Cos ha señalado que, por el momento, los sueldos han perdido poder adquisitivo mientras que las empresas han aumentado sus márgenes. El BCE ya ha señalado como históricamente excepcional el impacto de los beneficios empresariales sobre los precios.
En resumen, la inflación en la zona del euro se está ralentizando y seguirá haciéndolo notablemente en los próximos meses, pero hay factores que afectan a la inflación subyacente que pueden retrasar su retorno al objetivo del 2% a medio plazo, ha explicado.
Cos se ha referido también a la transmisión de la política monetaria. Entre los diferentes factores, ha subrayado uno que hace que los efectos de la política monetaria lleguen más despacio: los bancos están siendo remolones y cicateros a la hora de retribuir los depósitos de sus clientes. Esa lentitud en trasladar los tipos de mercado “podría debilitar el canal estándar a través del cual el aumento de los tipos de interés desincentiva el gasto de los ahorradores”.
Según el gobernador, esta transmisión más lenta podría estar compensando el hecho de que, durante el período con tipos de interés negativos, la remuneración de los depósitos se situó por encima de los tipos de mercado, ya que los bancos no estaban dispuestos a reducirla por debajo de cero. Además, la amplia liquidez de que disponen actualmente los bancos comerciales reduce la presión para que aumenten la remuneración de los depósitos minoristas, ha añadido Cos.
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